Situada en un lugar privilegiado de la Baja Extremadura se
encuentra Zafra, a mitad de camino de la que fuera capital de la provincia
romana de la Lusitania, Emérita (Mérida)
Esta fortaleza zafrense no es un castillo defensivo, sino un
cómodo alcázar donde era posible la convivencia entre los nobles señores y sus
súbditos, edificio que alberga el Parador de Zafra en Badajoz. Finalizado en 1443,
fue mandado construir por el duque de Feria, según
indica una piedra conmemorativa colocada sobre la puerta principal, según se recoge en una inscripción sobre la
torre del homenaje. Podemos distinguir
varias fases de construcción: islámica, gótico-mudéjar y renacimiento clásico,
que se corresponden con los estilos arquitectónicos que nos muestra la
fortaleza
La
entrada al castillo se abre en la fachada Oeste, y consta de una puerta
flanqueada por altas torres. Ésta está adornada
con los escudos de sus primeros señores: las cinco hojas de higuera de don
Lorenzo y los leones rampantes y brazos alados con espadas de doña María
Manuel, su esposa.
Fachada principal del Parador.
Se aprecian dos
ventanas de arco geminado de herradura el cual nos delata la procedencia
morisca de sus constructores y los modillones que sujetan un elemento voladizo,
también consta
de un arco de medio punto corrido sobre el que se encuentra una inscripción que
nos fecha la construcción de la fortaleza en 1437. Sobre la lápida con la
inscripción se abre una pequeña ventana ajimezada y sobre ella una ladronera
sobre matacanes, cuya misión era la defensa de la puerta.
La fachada ocupa un gran papel arquitectónico
ya que se representa a través de ella el valor del palacio y el precioso
entorno monumental.
Ventanas ajimezadas.
Puerta
principal del Parador.
Con una espectacular fachada y nueve torres almenadas, este
edificio guarda celosamente en su interior hermosos artesonados, arcones,
herrajes, pasamanos y otros detalles decorativos pertenecientes al antiguo
palacio.
Desde el exterior, el edificio tiene apariencia de construcción militar,
pero el interior contiene elegantes rasgos palaciegos ya dichos anteriormente.